COMPARTIR parece ser un instinto basado en la supervivencia. Uno que se aprende de otras personas en cuanto a lo que será justo y amable en el futuro. Tanto los humanos como los primates interrumpirán o limitarán las interacciones futuras con la persona que los trate injustamente.
Como bebés, somos inherentemente egoístas, pero a medida que crecemos, somos mejores en la estrategia social, es decir, satisfacemos nuestras propias necesidades y nos comportamos de una manera aceptable para los demás.
La evidencia sugiere que una menor actividad en la corteza prefrontal -la sede de la toma de decisiones y el autocontrol en el cerebro- dificulta el intercambio para los niños pequeños. Es con el desarrollo del cerebro social que se valora el acto de compartir. Además, en investigaciones realizadas, independientemente de la edad, menos actividad en esta región fue paralela a menos estrategia social.
Citando las palabras del investigador Nikolaus Steinbeis of the Max Planck Institute for Human Cognitive and Brain Sciences in Leipzig, Germany: «El hecho de que el cerebro sea así no significa que no se pueda cambiar», dice. «La educación y dar un buen ejemplo pueden tener un impacto enorme»
Y es que, compartir da una ¡triple dosis de dopamina al cerebro! Una por el placer de recibir una recompensa, un segundo impulso por el placer de la participación prosocial, y una tercera recompensa que proviene de la sensación de que otras personas te cuidan (una necesidad biológica que sentimos todos los seres vivos).
Los comportamientos que reflejan generosidad y altruismo son evidentes entre diferentes especies animales e incluso entre plantas, facilitando así la cooperación en todo el mundo de los organismos vivos.
Por tanto, -compartir es un proceso evolutivo- que puedes acelerar profundizando tu toma de conciencia de la forma en que interactúas con los demás. Siendo uno de los principios subyacentes que gobiernan las transacciones comerciales, las relaciones personales y la moralidad
NeuroConsejo:
- La práctica de Mindfulness se puede utilizar para aumentar tu autoconciencia y tu conciencia social, y esto creará circuitos más fuertes entre tus centros cognitivos y emocionales, lo que aumentará los niveles de empatía, confianza, cooperación y carácter moral
- Puedes, conscientemente, dirigir tu atención a las necesidades, sentimientos y deseos de otras personas, tanto en el lugar de trabajo como en casa.
- Comparte lo mejor de ti mismo en todo lo que hagas y en todas tus interacciones, personales y de negocios.
Nuestras vidas cobran más sentido y significado cuando compartimos abiertamente y prestamos especial atención a nuestras conexiones con los seres queridos y con todos aquellos con quienes nos relacionamos en el día a día.
Nos ganamos la vida por lo que recibimos, hacemos una vida por lo que damos.
~Winston Churchill