«Del dicho al hecho hay un buen trecho» diría la sabiduría de los abuelos.
¿Quién no desea hacer realidad sus sueños y cumplir con sus metas y objetivos? Aún así, somos muchos los que titubeamos postergando la puesta en acción. Procrastinamos, inseguros sin saber qué hacer. Gran parte de la postergación se debe a un miedo irracional a que algo salga mal, generalmente, impulsado por dudar de uno mismo o baja autoestima. Mientras que otras formas de procrastinación son saludables: es tu cerebro diciéndote «mira antes de saltar«. Los noctámbulos o aves nocturnas -esas personas que se quedan despiertas hasta tarde- tienden a postergar más las cosas. ¿Sabías que hasta las palomas posponen las cosas? y cuanto más complicada es la tarea, más tardan las aves en tomar medidas.
Si te enfrentas a un problema real, resulta que la postergación «activa» te hace más exitoso, según han descubierto los psicólogos comerciales. La razón es porque te da tiempo para acceder a la situación y recopilar más información antes de tomar una decisión importante. Pero si te preocupas en exceso por decisiones pequeñas, ello interferirá con tu memoria y agriará tu personalidad. Existe, además, una poderosa conexión entre perfeccionismo y procrastinación. Para el perfeccionista, nunca es lo suficientemente bueno, y esa forma de pensar mina la confianza y la autoestima.
NeuroConsejo: Veamos una manera simple de interrumpir estas formas no saludables de procrastinación:
- Cuando te sientas excesivamente preocupado por una decisión a tomar, saca una hoja de papel y escribe, lo más brevemente posible, qué es exactamente lo que te preocupa. La escritura ralentiza el cerebro, interrumpiendo los patrones de pensamiento circulares asociados con la procrastinación. Enumera todas las razones, racionales e irracionales, por las que no debes tomar medidas.
- Ahora, mirando tu lista, ponte en un estado profundamente relajado y meditativo.
- Pregúntale a tu intuición si algunas de esas razones son válidas. La mayoría no lo será, pero encierra en un círculo las que parecen verdaderas.
- Permanece en un estado consciente de relajación y escribe tres cosas que te ayudarán a tomar una decisión sabia.
- ¿Que necesitas más información? ¡Recábala! ¿Necesitas una segunda opinión? ¡Pídela! – Entonces toma acción.
Pero recuerda: Nunca podrás tener «suficiente» información para garantizar el 100% de tu éxito. Así que confía en tu intuición, usa tu sabiduría y tus habilidades, y da un salto de fe.
¿Todavía estás preocupado? ¡Entonces duerme con ello y decide por la mañana porque el ave temprana siempre captura al gusano indeciso!